¿Fue así?
La mesa redonda
y los caballeros,
el padre muerto,
esa confesión, un juego mortal.
La casa
tenía una pequeña
ventana
de marcos verdes.
Dije,
que volvería...
Y aquí
estoy,
cercado
por el rencor
de las máscaras,
mientras
vos,
yo,
dormimos
a kilómetros de distancia.
¿Te das cuenta?
Las pesadillas,
atornillan los pies
de las estatuas.
Perceval,
contempló horas,
unas manchas de sangre en la nieve
y se dijo,
mientras
los caballeros iban por él,
la purezanecesitala intensidad del contraste.
Giraste en la cama,
y tu espalda
tenía unas marcas
desconocidas.
El piso de la habitación
estaba helado,
envidio la forma en la que dormías,
abro la ventana
y a lo lejos
nuestro incendio.
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