martes, 6 de abril de 2021

 No sabía que llorar en la ducha

era una buena opción,

Bradbury 

lo detalló en un poema.


Tampoco imaginé

enamorarme de un autor 

con tanta intensidad.


Hay rastros Bradbury 

en la poesía de Bolaño,

hay huellas Ray

en Stephen King, 

(sobre todo en La noche del vampiro)

hay pisadas Shakespeare 

en los borradores de Ray,

hay un niño 

entre  ellos

temeroso de la oscuridad.


La luz de la luna 

 a las 4 a.m,

huelle a pastel recién horneado.


Estoy en el balcón

fumando,

desperté de un sueño

en el que nos abrazábamos

y tu voz 

repetía

una y otra vez:

 amor llegaste, amor llegaste, te estaba esperando amor.

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