Una pareja de palomas
anidó
en nuestro balcón.
Ella
preparó un nido
con ramitas
traídas
de allá y de acá.
El frío
tiñe de negro
la espera.
Ella empolla
un único huevo blanco.
Sus ojos
atentos
a nuestros movimientos
la hacen volar.
La vida
teje su transparencia
en los márgenes del tiempo.
Soñé
con una voz
que me decía:
"la muerte es la ausencia de palabras."
Ella está ahí,
ofrendando su calor
de ave
a lo invisible de un instinto.
Cierro los ojos
y me cubro
con una manta de lana.
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