Desmayo
Había un río,
una pequeña población de intrusos,
un perro de pelaje multicolor
y una enredadera
cubriendo mis arterias.
¿Alguien me escucha?
Dos mujeres estaban frente a mí,
parecían bajadas de un Cerro,
vestían polleras largas
y las emplomaduras de oro
de sus dentaduras
me dieron una coordenada.
"Todavía estoy acá",
en la esquina de Rivadavia y Pueyrredón,
con la camisa empapada de sudor,
temblando,
a la espera.
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