martes, 17 de septiembre de 2019

Mi fiebre infantil
no era urgente.

Había otros planes:
comernos el estómago,
pasear los domingos
en el Falcon verde.

En el camino de conchillas, 
un verano, 
lo supe:
sólo necesitaba
que me vieran 
trepar los escalones de esas gradas.

A metros, 
está la urna 
con restos 
de aquella indiferencia.

A los pies de un árbol,
las hojas 
descomponen los recuerdos.

Nada que no sepas, 
allá donde te encuentres.

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